Cerramos el ciclo de conciertos Homenaje a Vicente Espinel en Ronda, su ciudad natal.
PROGRAMA
- Rapsodia húngara nº 2
Franz Liszt (1811 – 1886)
* David García Morenilla - El Cid (Suite del Ballet)
Jules Massenet (1942 – 1912)
* Mario González Rueda
* Francisco Fernández Salado - Danza del fuego (Benamor)
Pablo Luna (1879 – 1942)
* Francisco Clavero Recio - España Waltz, Op. 236
Émile Waldteufel (1837 – 1915)
* Carlos Arrabal Castaño - Intermedio (La boda de Luis Alonso)
Gerónimo Giménez (1854 – 1923)
* Guillermo López Calleja
* directores en prácticas en base al acuerdo de colaboración con el CSM de Málaga
Notas al programa
La variedad de obras que componen el programa proponen un viaje por España y sus distintas visiones. La perspectiva francesa se presenta con las piezas de Massenet y Waldteufel, quienes fueron compañeros en el Conservatorio de París entre 1853 y 1857, además de Chabrier, autor de las melodías que utiliza Waldteufel en su vals. El interés exótico y las suaves orquestaciones francesas se combinan con una visión propia de España, de la mano de Luna y Giménez, aunque con dos perspectivas muy diferentes. Mientras que Luna presenta una música de reminiscencias árabes, Giménez recurre a motivos del acervo cultural propio. El programa se complementa con otra aportación del nacionalismo musical, esta vez húngaro, de la mano de Franz Liszt.
La rapsodia de Liszt es la segunda de un ciclo de diecinueve rapsodias húngaras para piano que el compositor publicó en 1851. El autor realizó una orquestación y es, en sus dos versiones, para piano y orquesta, la rapsodia más famosa. Sin embargo, el origen de las melodías no está claro, se trata de un nacionalismo muy idealizado. De hecho, muchos estudiosos apuntan a que la melodía inicial es más rumana que húngara. La obra, dividida en dos partes, Lassan y Friska, presenta en cualquier caso los ideales musicales y orquestales de la Neudeutsche Schule, de la que Liszt es representante.
Luna logró con su opereta Benamor, de 1923, lo que todo autor que estrenaba en el Teatro de la Zarzuela buscaba: un éxito instantáneo y abrumador. El divertido libreto o la evocadora música hicieron que esta opereta fuese el mayor triunfo del compositor.
Inspirada en el siglo XVI, en Ispahán, antigua capital de Persia, destaca por su expresiva música de rasgos sugerentemente árabes. El acto central termina con la Danza del Fuego, pieza de gran lirismo y cuidada orquestación.
La órbita francesa comienza con el vals España, de 1886, de Waldteufel, compositor de música de salón que utilizó la pieza España, de Chabrier, para realizar un sugerente vals para piano, presentado en esta ocasión bajo la orquestación de Wright. El compositor, de origen alemán, reúne el viaje por España que Chabrier realizó y materializó en su obra con un género propiamente austriaco como el vals. La orquestación, aunque posterior, refleja el estilismo francés de la época.
El Cid de Massenet es una ópera en cuatro actos estrenada en 1885. Tal y como era norma en la tradición francesa de la época, la ópera incluía números de ballet. Aunque la ópera es ya raramente representada, estos números de ballet conforman una suite que sí ha logrado mantenerse en el tiempo. Esta propone un viaje por España, a través de distintas danzas, estructuradas en siete movimientos y con una música exuberante y colorida. Se trata de una de las obras más representativos del interés por España en el ámbito francés del XIX, el atractivo por lo lejano y lo colorido.
El programa se cierra con la obra más propiamente española, el Intermedio de La Boda de Luis Alonso, zarzuela de Giménez estrenada en 1897, en el Teatro de la Zarzuela. Con libreto de Javier de Burgos y Larragoiti, la zarzuela narra una historia de amor y celos con la boda del maestro de baile gaditano Luis Alonso como telón de fondo. Los ritmos de bailes y las melodías andaluzas se mezclan en el Intermedio, fragmento de la zarzuela que más ha trascendido y paradigma del folklore andaluz de la época.
Notas al programa por José Alberto Mancera Martínez.